Llegamos hasta tí

1995

Llegamos hasta ti, Altar del Cielo

el corazón sangrando dolorido

y la voz quebrada en un gemido,

buscando, impotentes, tu consuelo.

Y olvidamos en este anhelo

las veces que en culpable olvido

de tu amor, te hemos ofendido,

al despreciar tu maternal desvelo.

Pero tú, siempre madre amorosa,

jamás te nos muestras enojada,

y ante nuestra alma pesarosa,

acudes a calmarla presurosa

con la dulce expresión de tu mirada.

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